Las estrategias de la derecha en América Latina han cambiado
Entrevista por Gaby Kuppers (Revista ILA y Neues Deustschland)
En junio de este año Paraguay vivió un golpe de Estado parlamentario contra el presidente Fernando Lugo. A mediados de julio, la llamada "Delegación Permanente del Parlamento Europeo (PE) con los países del Mercosur" envió una misión a ese país sudamericano. En la entrevista que sigue, el eurodiputado Jürgen Klute quién hizo parte de esta misión informa sobre el golpe de Estado parlamentario en Paraguay, el intento de detener las reformas agrarias de Lugo y la visita de la delegación oficial del Parlamento compuesta por ocho diputados europeos.
El envío de una delegación a Paraguay ha sido el resultado de una gran polémica. El ala conservadora del Parlamento Europeo, especialmente el PP español y diputados del UMP francés, se opusieron desde el principio a toda crítica contra el golpe de Estado en Paraguay, que en su opinión no fue sino un procedimiento parlamentario normal, y atacó con dureza a todo diputado que cuestionase en lo más mínimo la legalidad de la destitución de Lugo. Pese a esta resistencia de parte de la derecha del PE, la Conferencia de Presidentes autorizó una misión a Paraguay, para que el PE pudiese formarse una opinión sobre los hechos ocurridos. En una toma de postura poco equilibrada, la primera propuesta de programa, elaborada conjuntamente por funcionarios oficiales del PE y de la embajada de la UE (Unión Europea) en Asunción, legitimaba el gobierno golpista y prácticamente solo preveía reuniones con partidarios del golpe. Mientras tanto, la delegación contó con una mayoría de diputados progresistas, si se puede incluir en esa tendencia al PSOE español. ¿Se consiguió cambiar el orden del día y acordar reuniones con opositores al golpe?
Jürgen Klute: Sí, fue posible introducir algunas modificaciones en el programa inicial, que casi solo preveía encuentros con representantes de los detractores de Lugo. Aunque siguió habiendo cierto predominio de las reuniones con estos, la presión de los eurodiputados progresistas consiguió que se celebrasen encuentros oficiales también con el propio Lugo, con representantes de los partidos de izquierdas, con periodistas críticos y de medios alternativos, incluso con representantes de sus sindicatos, y con representantes de diversas ONG críticas con el golpe de Estado. A pesar de las protestas de los miembros progresistas de la delegación, tuvo lugar una reunión con la conferencia episcopal paraguaya. Sin embargo, dicha conferencia episcopal (salvo su presidente) y en contra de lo que esperábamos, formuló duras críticas contra el proceso de destitución de Lugo, seguramente no compartidas por los conservadores españoles y franceses en nuestra delegación. Por lo tanto, se puede decir que, pese al desequilibrio en la composición del programa de la delegación, se consiguió prestar la debida atención a las posturas contrarias al golpe de Estado. Para ellas, el proceso de destitución no está amparado en absoluto por la Constitución, y consideran que, por razones históricas, la conclusión prematura del mandato de un presidente (de izquierdas) debe calificarse como golpe.
¿Cuál ha sido la actitud de los diputados conservadores en esas reuniones?
J. Klute: Los diputados conservadores o de derechas han estado sobre representados en esta delegación. El representante del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) solo ha participado en algunas reuniones y, al igual que un representante de los conservadores, tuvo de abandonar la delegación antes de tiempo. Por eso, en general los conservadores y los representantes de la derecha han adoptado una postura defensiva. Esto ha facilitado al sector progresista de la delegación, con sus preguntas, colocar en primer plano a los contrarios al golpe, relegando a los partidarios del golpe a un segundo plano.
¿Cuál es su impresión de los representantes del nuevo Gobierno? ¿Les ha pillado por sorpresa la posibilidad de librarse de Lugo o estaban preparados a que esto ocurra? ¿Son ahora mayores o menores las posibilidades de una victoria de la derecha en las elecciones de abril del 2013?
J. Klute: La izquierda social de Paraguay, cuando eligió a Lugo como presidente, no consiguió, desgraciadamente, formar al mismo tiempo una mayoría progresista en el Parlamento. Con una mayoría progresista en el Parlamento difícilmente habría prosperado el proceso de destitución de Lugo. Por lo tanto, fue muy fácil para la derecha, además si se considera que los miembros del Tribunal Constitucional los elige el Parlamento. Si esto ha mejorado o empeorado las perspectivas electorales de los conservadores es algo que, a mi parecer, no se puede saber con certeza. Uno de los obispos críticos con quien pude conversar brevemente tras nuestra reunión opina que con la destitución de Lugo la derecha ha querido obtener una ventaja inicial de cara a las elecciones. Por otro lado, hasta una periodista conservadora (además de una reunión con los medios de información alternativos, tuvimos otro encuentro con los medios de la corriente conservadora) afirmó que no era concebible destituir de su cargo a un presidente nueve meses antes de concluir su mandato. Este comentario muestra que también en el lado conservador existen ciertas posturas críticas frente al proceso.
¿Ha visto alguna manifestación?
J. Klute: Sí, el 17 de julio hubo una manifestación de sindicatos frente a nuestro hotel, donde también se celebraron muchas de nuestras reuniones. Yo hablé con representantes de los manifestantes y me entregaron algunos documentos que demostraban que la presión sobre los sindicatos y los trabajadores progresistas que luchaban por sus derechos se había incrementado claramente tras la destitución de Lugo. Los periodistas de medios alternativos y los representantes de las organizaciones de derechos humanos, con quienes me reuní tras concluir la delegación oficial, confirmaron dicha información.
¿Cómo califica el papel de las embajadas europeas y de la representación de la UE en el actual cambio de rumbo político? ¿Qué posturas han adoptado?
J. Klute: Los representantes diplomáticos de Alemania, España y del Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) restan importancia al golpe de Estado. En su opinión, no se ha producido (como señalaron irónicamente: a diferencia del golpe de Estado de 2009 en Honduras) ninguna actuación militar, ni ningún altercado violento con motivo del «cambio presidencial». Para ellos, todo ha transcurrido dentro del marco constitucional. Y lo que sí había, a su parecer, era un problema de seguridad en el campo, en referencia a los conflictos con los «sin tierra», que en la práctica han recurrido al uso de armamento rudimentario para defenderse. Dicen que Lugo no fue capaz de controlar esta situación. El embajador español, incluso, consideraba que podría ser conveniente enviar a los campesinos «sin tierra» a las ciudades para poner fin al conflicto agrario. En vista de estos hechos quizá debería hablarse de un nuevo tipo de golpe de Estado, por ejemplo un golpe de Estado parlamentario. Es evidente que la derecha ha cambiado su estrategia en América Latina y cada vez intentan recurrir menos a la violencia abierta para defender sus intereses.
¿Han aludido los diplomáticos europeos al apoyo manifiesto o velado al golpe de Estado por la industria de la alimentación (soja transgénica) y la del aluminio (Rio Tinto)? ¿Se llegó a hablar de este tema?
J. Klute: Por lo que yo sé, no se habló directamente de ello. Se mencionó en alguna ocasión a Rio Tinto, pero de forma marginal. Sin embargo, en las reuniones que mantuvimos quedó claro que la reforma agraria que pretendía emprender Lugo era el núcleo del conflicto. Para mí no hay duda de ello. Con la destitución del presidente se quiso poner freno a dicha reforma, en beneficio de grupos como Monsanto y Rio Tinto. En los medios alemanes se ha podido leer brevemente que, con Franco, quien asumió la presidencia paraguaya después del golpe, Monsanto no va a tener obstáculos para realizar sus proyectos de soja transgénica en Paraguay.
El comunicado final, firmado por el presidente de la delegación, Luis Yáñez (PSOE), es sumamente moderado. No habla de golpe de Estado, sino de que el PE va a enviar una misión de observadores a las elecciones en abril de 2013. ¿No cabría considerar dicho comunicado como un apoyo indirecto al golpe?
J. Klute: Como presidente de la delegación, Yáñez se estaba en una situación delicada. Debe defender una postura que refleje todo el espectro de la delegación, teniendo en cuenta el tamaño de los grupos parlamentarios implicados. En sus observaciones orales sobre el comunicado escrito, sí que se ha expresado de forma algo más crítica. La propuesta de enviar una misión de observadores a las elecciones de 2013 se incluyó en el comunicado final a raíz de una sugerencia de parte de representantes del Partido Colorado. Por eso, considero desacertada dicha misión, pues sin duda contribuirá a legitimar los actuales acontecimientos en Paraguay. Ese es el motivo por el que yo no tomaré parte en ella, a no ser que las ONG o los partidos progresistas piden algún día la presencia de observadores electorales para evitar el fraude electoral o los ataques violentos contra los electores.
En el caso de Honduras, los golpistas lograron su objetivo: el golpe de Estado de 2009 desapareció rápidamente de los titulares internacionales. Honduras ha recuperado su sitio en todas las mesas de negociación política. Ya nadie habla de bloqueo, aunque las violaciones de los derechos humanos se han recrudecido de forma alarmante y se ha frustrado por la fuerza un proyecto moderadamente progresista pero democrático. ¿Cómo ve usted el futuro de Paraguay, donde la destitución del presidente legítimo presenta ciertos paralelismos?
J. Klute: Hemos luchado por enviar esta delegación a Paraguay para que no se esconda, sin más, el golpe de Estado. El Parlamento Europeo que cada año entrega el premio Sájarov a un defensor de los derechos humanos y de la libertad de opinión política tiene desde luego la responsabilidad de exponer a la luz pública golpes de Estado encubiertos como el que se ha producido en Paraguay y analizar esta nueva forma de golpe de Estado que ya no hace un uso tan abierto de la violencia. ¡Cualquiera que cometa un golpe tiene que tener claro que no va a recibir ningún apoyo por parte del Parlamento Europeo! Espero que lo consigamos.